Por Luis Disla.
El reciente conflicto originado entre los Diputados del bloque opositor al Gobierno, sobre la aprobación del proyecto de ley enviado por el Senado, que extiende el período de Emergencia por la pandemia del Covid 19, a solicitud de Poder Ejecutivo, y que de manera desafiante habían dicho con anterioridad que no aprobarían, todo por politiquería y hacer la vida imposible al Gobierno, aunque el pueblo pague las consecuencias, deja en clara evidencia la falta que hacen hombres como Rafael Antonio Abel Lora en la Cámara Baja.
También queda evidenciado qué hay Legisladores que anteponen sus intereses de apetencia de poder, a la salud y la vida de los ciudadanos. A los tales no les interesas para nada el tipo de manejo bueno o malo que el Gobierno da a la crisis sanitaria que nos embarga, lo que si les importa es que deben usarla como punto de ataque a los fines de sacar provecho político de esta situación.
Esto nos obliga a reflexionar sobre cómo elegir lo mejor de nuestra provincia para que en vez de ser motivos de conflictos y de vergüenza nacional, sean aquellos que nos representen con dignidad. En el caso de Montecristi estamos más claros que el cloro, Rafael Abel, no solo es quien garantiza dar mejor uso a su curul para legislar, someter y aprobar buenos proyectos para todos en el Congreso; pero además es el Diputado que continuará una impronta de servicios sociales y de salud para Montecristi, algo que no resulta difícil de creer, ya que los hechos están ahí y son más elocuentes y concluyentes que las palabras.
Cómo siempre termino citando las memorables palabras de Abel Lora:
“¿Si un Diputado no está para servir a la gente, entonces para que esta?”
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